¿Quién será ahora el referente?
 
 

¿Quién será ahora el referente?

Daniel Cuesta

 

Tras la retirada hace varias temporadas del ahora director de la sección de balonmano del F.C Barcelona, el grandísimo Enric Masip Borras, todo un referente en el equipo culé y en la selección nacional, se creó un enorme vacío que a la postre supo llenar otro mítico jugador que al finalizar la presente temporada también ha decidido “colgar las botas”, utilizando el argot balompédico, y dedicarse a disfrutar desde la tranquilidad del salón de su casa del deporte que ha llenado su vida durante tantos años. Hablo, claro está de David Barrufet.

Esta temporada se ha vuelto a abrir un nuevo debate dentro del equipo blaugrana, ya que es necesaria la figura de un jugador, que a parte de tener calidad en la cancha, como se les presume a todos los integrantes de la plantilla, sea un guía y un referente para el resto de compañeros. Pero sobre todo un Capitán, y lo escribo con mayúsculas porque representa más que un mero brazalete.

Varios eran los jugadores llamadaos a priori a ocupar ese hueco dejado en el vestuario, y todos ellos con peso dentro de él y calidad suficiente para comandar la  nave. A priori, Iker Romero destacaba por encima del resto. Uno de los jugadores más carismáticos del equipo y de la selección española, odiado por muchos y adorado por otros tantos…

El húngaro nacionalizado español Laszlo Nagy, a pesar de no ser el más veterano de la plantilla sí es el más antiguo en ella. Llegó al club siendo casi un adolescente, con apenas 18 años, y rapidamente ocupó ese vacío que había en el lateral derecho del equipo, gracias a su estatura, sobrepasa los 2 metros de altura, y a su demoledor brazo, capaz de franquear murallas defensivas con suma facilidad. El jugador demostró su implicación con el club, y a pesar de haber tenido jugosas ofertas para abandonar la disciplina del club, ha demostrado que su entrega es la misma que la de aquellos salidos de la cantera.

En las últimas temporadas se ha criticado su falta de carácter y la poca responsabilidad asumida en partidos importantes, algo que es una tarea importante por parte del entrenador y del equipo técnico del club. Deben hacerle ver que si se encuentra motivado y confiado, nadie puede ser más decisivo que él, ya sea en ataque o en defensa.

Había más opciones para ocupar la vacante dejada por David Barrufet, pero ninguno se pudo unir a la terna. Dificil quitarles la capitanía a cualquiera de estos dos. Al final se llevó el gato al agua el Hispano-Húngaro.

Nagy se ha convertido en el primer jugador no nacido en España que se erige en el capitán del equipo de balonmano. Toda una responsabilidad y un orgullo como él mismo ha recnocido recientemente en una entrevista.

Habrá que esperar a ver como se lo toma el valiente de Iker, todo pundonor y carisma, en lo que supone una retirada de galones. Los galones los lleva en la cancha que es donde realmente importa, y por el bien de todo aficionado culé al balonmano, esperemos que portar el brazalete de capitán le conceda una motivación extra al húngaro, para así de este modo poder contar con una primera línea, una vez más, de auténtico lujo, y que inspire pavor en las defensas rivales.

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