Desde que tenía apenas cuatro o cinco años, Daniel Collantes supo que el hockey línea sería una parte fundamental de su vida. Su primer contacto con los patines se dio gracias a su hermano mayor, quien asistía a clases, y al entusiasmo de un profesor que, viendo su interés, le permitió unirse antes de cumplir la edad mínima requerida. Aquella experiencia temprana marcó el inicio de una relación inseparable con el deporte, que poco a poco fue creciendo hasta convertirse en el motor principal de su día a día.
Aquel mismo profesor, que también entrenaba al primer club de hockey en Aranda de Duero, invitó al hermano de Daniel a probar en el equipo. Naturalmente, él no se quedó atrás. Así nació su vínculo con una disciplina que le cautivó por su velocidad, su dinamismo y la complejidad que exige tanto en lo físico como en lo mental.
Collantes reconoce que los comienzos no fueron fáciles. El hockey línea sigue siendo un deporte minoritario en España, y eso conlleva sacrificios que no solo ha asumido él, sino toda su familia. En sus primeros años, Aranda no contaba con una infraestructura deportiva sólida para este deporte, por lo que tuvo que entrenar y competir en otras ciudades. Su familia se volcó por completo, haciendo de chóferes, apoyándolo emocionalmente y acompañándolo en cada paso del camino. Esa entrega fue clave para poder compaginar entrenamientos, partidos, estudios y vida social.
Con el tiempo, el nivel de exigencia aumentó. Daniel empezó a competir en ligas nacionales, enfrentando jornadas de entrenamiento más intensas y desplazamientos continuos por toda España. Aun así, nunca perdió la motivación ni la pasión. Y, por supuesto, su familia nunca dejó de acompañarlo.
A lo largo de su carrera, Daniel ha vestido varias camisetas. Comenzó en los “Pollos Rudos”, el primer club arandino, que luego se transformaría en el “Club Deportivo Arete”, impulsado por su padre para evitar su desaparición. Más adelante jugó para el Sporting de Vallecas y, posteriormente, fue llamado por el CPLV de Valladolid, uno de los clubes más importantes del país. Allí vivió una etapa clave para su crecimiento deportivo, desde la categoría alevín hasta llegar a sénior. Tras una breve etapa en los Orcas de Oropesa, volvió a casa para formar parte del proyecto de su hermano: el club “Erizos Rudos”. Hoy es su capitán y entrenador de las categorías base, asumiendo un rol fundamental en el desarrollo del hockey línea en la región.
La estrategia, asegura, es un elemento crucial en este deporte. La rapidez del juego obliga a desarrollar tácticas tanto individuales como colectivas, y adaptarse constantemente al rival. Un equipo debe estar perfectamente sincronizado para poder enfrentarse a situaciones cambiantes durante el partido, lo que hace que el trabajo táctico sea constante e imprescindible.
A lo largo de su trayectoria, Daniel ha vivido momentos inolvidables: su primer campeonato de España, su debut en la liga Élite, y sus cinco convocatorias con la Selección Española para disputar campeonatos mundiales. Pero también guarda con gran cariño sus logros como entrenador, especialmente las tres medallas de plata obtenidas en Campeonatos de España con sus equipos de base. Ver crecer y evolucionar a los jóvenes jugadores que entrena, y comprobar cómo se convierten en un verdadero equipo dentro y fuera de la pista, es una de las mayores satisfacciones de su carrera.
Esta temporada, los Erizos Rudos lograron un meritorio sexto puesto en la liga Élite, a pesar de ser debutantes en esta categoría. La adaptación al ritmo de competición fue complicada al inicio, pero lograron mejorar en la segunda vuelta. De cara al futuro, el objetivo es claro: seguir creciendo y aspirar a más. Para ello, Daniel señala que necesitarían un mayor apoyo presupuestario que permita consolidar ese progreso, ya que el club, fundado en 2010, se ha ganado con esfuerzo un lugar entre los mejores de España.
A los jóvenes que entrenan bajo su guía les da un consejo claro: que disfruten. La pasión por el deporte debe ser la base de todo, porque cuando uno se divierte, el esfuerzo se convierte en placer. También les invita a confiar en sus entrenadores, en sus compañeros y en sí mismos, sin dejarse influenciar por voces externas. Con sacrificio, disciplina y una mentalidad fuerte, las oportunidades siempre acaban llegando.
Daniel Collantes no solo es un jugador de hockey línea. Es un referente en Aranda, un líder dentro y fuera del campo, y un apasionado del deporte que ha hecho de su amor por el hockey una forma de vida. Así lo ha contado en esta entrevista concedida a HA10, donde ha compartido su recorrido y su visión de futuro para el hockey línea en España.
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Desde que Guillem Valenzuela era niño, en su casa siempre se ha respirado una pasión común: el rugby. A la temprana edad de cuatro años ya había dado sus primeros pasos en este deporte, impulsado por su padre —exjugador del club— y por una familia profundamente vinculada a la UE Santboiana.
Decidido a formarse en el deporte que lo apasiona, Guillem reconoce cuánto ha evolucionado a lo largo de estas dos décadas, tanto en el ámbito deportivo como en el personal. “Durante estos veinte años me he ido dando cuenta que gracias al club he crecido muchísimo como jugador y sobre todo como persona”, comenta, reflejando su madurez.
Valenzuela ha permanecido fiel a la Santboiana durante toda su trayectoria deportiva. Desde sus inicios en las categorías inferiores, ha luchado con perseverancia para hacerse un hueco en el primer equipo. Nunca se planteó cambiar de club, lo que deja patente su compromiso y ambición. “Nunca tuve dudas de si seguir todo este tiempo en la Santboiana o no. Es un club muy familiar donde siempre me han proporcionado absolutamente todo”, desvela, demostrando el fuerte vínculo que lo une a la entidad.
Jugador de tercera línea, Guillem considera la defensa su principal virtud, especialmente a la hora de placar, una acción que, según confiesa, disfruta enormemente y se le da bien. A pesar de su juventud, tiene claro cuál es su papel dentro del equipo. “Tener jugadores así en un equipo ayuda mucho ya que evitas que el equipo contrario pueda avanzar y obtener puntos a su favor”, comenta, consciente del valor que aporta como jugador.
El pasado curso no fue sencillo. La Santboiana cayó en cuartos de final de los ‘playoffs’ ante El Salvador, conjunto que acabaría proclamándose campeón de liga. Guillem admite lo complicado que fue quedarse tan cerca de las semifinales, aunque asegura que el equipo está preparado para superarse la próxima temporada. Además, ya se marca metas a nivel individual. “A nivel individual mi objetivo es poder jugar los máximos partidos posibles en División de Honor para poder seguir creciendo como jugador en la Santboiana”, desvela para HA10.
A pesar de competir en la máxima categoría del rugby español, Guillem no puede dedicarse por completo al deporte y se ve obligado a compaginarlo con otras responsabilidades. Valenzuela trabaja y entrena duro cada día, gestionando su tiempo al milímetro para seguir progresando. “Es algo difícil de gestionar ya que salgo de trabajar tarde y tengo que ir rápido al complejo deportivo para poder hacer las tareas asignadas como el gimnasio, las reuniones y para acabar el entreno conjunto con el equipo”.
Finalmente, Guillem valora la evolución del rugby en España, un crecimiento que atribuye en parte al éxito reciente de la selección nacional. “Estamos en un punto donde el rugby será cada vez más valorado aquí en España ya que se ha demostrado durante estos años y ahora con la posibilidad de que la Selección vuelva a jugar un mundial en 2027 en Australia", comenta con optimismo.
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